FALTÓ UN CENTAVO PARA EL PESO
La derrota del conjunto colombiano en la final de la Copa América 2024, jugada en los Estados Unidos , en el Hard Rock Stadium de Miami, dejó un sinsabor en la hinchada del fútbol mundial, debido a los inconvenientes presentados con los seguidores de ambas escuadras, la campeona del mundo y el onceno cafetero, señalado como el mejor equipo del torneo. El juego retrasado más de una hora, la presentación tan larga de Shakira, la violencia denotada de los jugadores gauchos, las malas decisiones del arbitro central brasilero, que no voy a nombrar, respaldados por los jueces del Var, que tampoco quisieron ver las dos jugadas de penal, que no convalidaron a favor de los colombianos. Las tarjetas amarillas y una roja que el mal juez carioca no sacó. La persecución a Lucho Díaz, James Rodríguez, y John Valencia. Las escenas teatrales de los argentinos, para parar el partido. El diálogo permanente de los campeones mundiales, manejándole el encuentro al central, colmaron la copa de quienes observamos el arbitraje preferencial, recostado e injusto, que a la postre acomodaron el marcador.
Es cierto que los muchachos de Lorenzo llegaron con un día menos de descanso que los rivales. Que ellos tienen mayor experiencia, por algo son campeones mundialistas. Es verdad que nos superan en categoría y sapiencia a la hora de manejar los minutos. De comportarse a favor de su estrategia de provocación, de simular labios cortados, por sus propios dientes, engañando al ingenuo pito, que les permitió de todo; para hacer de la final una fiesta al estilo del tango. A los nuestros les hizo falta coraje, inteligencia, prudencia y jerarquía futbolística. En términos generales, Colombia no pudo ser campeón de la Copa América porque ellos tienen siete años de proceso, mientras nosotros sólo tres. El técnico, Lionel Escaloni, le lleva cuatro años de trabajo a Néstor Lorenzo. El resultado lo dice todo. Perdimos ante el actual Campeón del Mundo.
Otro aspecto fundamental, es la diferencia de jugadores fogueados en finales europeas, que militan en clubes de alta alcurnia, que pagan millonadas por cada figura suramericana; los nuestros a duras penas se desempeñan en equipos de categoría inferior, a nivel de copa libertadores, suramericana y Conmebol, que les permite un roce medianamente internacional. Ellos tuvieron sólo pocas oportunidades de anotar y la aprovecharon, no como los nacionales, que llegaron en más ocasiones , pero no tuvieron la definición adecuada. Felicitamos a los cafeteros por la brillante campaña, por la alegría que nos brindaron, y por los momentos de gloria que hicieron de un país envuelto en la violencia, en una nación unida por el fútbol; aunque hubo desmanes en varias ciudades, luego del resultado que deja a nuestra República, unicampeona y doble subcampeona americana.
Les cuento un cuento...
En una población campestre al sur del Tolima, habitaba un hombre viejo, pequeño de estatura, y un pensamiento conservador, especialmente por la tradición en las comidas y la forma de celebrar las alegrías esporádicas que en su entorno se presentan. Una vez le llegó de visita una mujer extraña, de habla rápida y poco amigable, que le llamó la atención y lo puso huraño, ante esa criatura de cabello largo negro, ojos verdes y nariz respingada. El viejo le pregunta: "¿de dónde vienes y qué quieres conmigo? ella:" no, ¡ sólo deseo entablar una conversación con el dueño de este lugar! - Luego de una media hora de charla, los dos ingresaron a la rústica habitación, que servía de sala, comedor, y dormitorio, cocina y baño. Dos semanas pasaron después de este momento y jamás se volvió a ver al hombre solitario. Al parecer la fémina es la única que conoce el paradero del viejo.
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