Del cinco al trece de octubre la comunidad educativa de Colombia vive un receso académico, que pone a más de una familia en aprietos; porque cuando no hay plata deben permanecer enclaustrados en su propia casa, sin tener que hacer otra cosa que las tareas programadas por los docentes cansones, intensos, negreros o exigentes. Dañando sus minutos de descanso, que bien puede dedicarlos , si hay dinero, a conocer sitios turísticos, visitar familiares, ir al cine, chapucear en las distintas piscinas, leer libros de superación personal, paranormales, o historias de humor negro.
Los padres de familia escasos de plata contante, pasan afugias, al no tener tareas que recomendar a los intrépidos muchachos que por hacer alguna actividad en casa, toman objetos y los lanzan a cualquier parte ocasionando muchas veces accidentes graves, que empeoran la situación. Por aquello de los remedios o las curas de urgencia, que casi siempre paran en una clínica u hospital más cercano. La bulla, el desorden, el aburrimiento y la escasez económica aparecen cuando uno menos lo espera. Llegan los amigos, los familiares o los compañeros de colegio, y no hay nada para ofrecer, salvo lengua a la carta, tinto o el consabido vasito con agua.
Una actitud recurrente, es la de hacer las tareas el último día de vacaciones; por aquello de que descanso es descanso y las obligaciones escolares pasan a un segundo plano. El lunes de calificación muestra los valores obtenidos por el orientado, según la apreciación del maestro; quien no se cansa de indicar por escrito, que el alumnado copió y pegó de internet, y no culminó el objeto del taller, por lo tanto la mala nota no se hace esperar y el promedio de la asignatura vuelve a bajar.
Es cierto que los educandos merecen las vacaciones. Sea porque hizo o no hizo lo necesario hasta la fecha. Aunque los boletines de tercer periodo demuestran, un veinticinco por ciento de los dicentes que van perdiendo el año. La entrega de cerca de una decena de estudiantes para cambiar de ambiente escolar, aparece como la única solución al problema de indisciplina. La agresión física, el maltrato verbal, la pérdida de útiles escolares, dinero, celulares y usbs, son el manjar diario en las aulas de clase de los distintos colegios públicos. Los maestros de turno deben usar las herramientas legales para limpiar la institución de los personajes que son tóxicos, para el buen desempeño en las distintas asignaturas.
Por lo anterior, sólo basta recomendar a los padres de familia que la reunión de jóvenes no está permitido y menos para realizar talleres en la casa de alguno. Lo mejor en vacaciones es acabar pronto con las tareas programadas individualmente, y llegar bien preparado para el reinicio de las labores académicas. Porque aquel que trabaja no come paja.
LES CUENTO UN MINICUENTO...
La tarde se muestra llena de luz, calor y energía natural. Los niños de la escuela organizan una travesía por el bosque. De un momento a otro, suena un trueno, que espanta a los diez amigos caminantes. Uno de ellos, Juanito, un poco nervioso, grita fuerte y asusta a sus amigos, quienes se detienen en un paraje atestado de pájaros de todos los colores, que cantan bellas melodías. Sonia la niña más grande del grupo, propone hacer silencio y divertirse con el coro de aves y logra calmar a sus compañeros. Les dice que sigan caminando, pero tomados de las manos. Así, las cinco niñas y los cinco muchachos continúan la travesía. De nuevo otro ruido más fuerte se escuchó y todos vieron que se trataba de un jabalí, que los amenazaba con aporrearlos o hacerles daño. Jorge toma una naranja que lleva en su bolso y se la tira al animal, quien en su irracionalidad ve como enemigo al estudiante de buso rojo. Se le manda a violentarlo, cosa que logra fácil, ya que el niño del susto se queda quieto y permite el golpe del feroz animal.
De la caída el hombrecito resulta con la frente ensangrentada, lo que hace empeorar la situación. El animal vuelve y carga, y esta vez se lleva otros dos caminantes, que van a dar contra una alambrada, que les raya la piel y les hace sangrar piernas y brazos. Cuando todos observan al moustro, este se dobla en sus patas y cae bruscamente tendido en el suelo. Aparece la figura del profesor Aníbal, quien escopeta en mano, sonríe a los presentes y les dice que mejor regresen a casa y que no digan a nadie lo que le ocurrió al salvaje.
Encuentre la palabra escondida. Tiene que ver con un adverbio. traredoda.
