jueves, 7 de julio de 2022

OTRA COSA ES JUGAR EN EL MARACANÁ

                                        foto: colombia.com

Perder por goleada siete a uno, no es ridículo, ni vergonzoso, es simplemente reconocer la categoría del fútbol brasilero y la del colombiano. La jerarquía no se gana triunfando en lo local, sino más bien en torneos internacionales, y de eso hace rato que carece el balompié nacional. El Deportes Tolima jugó de tu a tu, contra el encopetado Flamengo. Se volvió a pecar por exceso de confianza. Jugadores de cinco millones de pesos de sueldo, contra figuras internacionales de veinticinco millones mensuales. Deportistas que entrenan tres veces por jornada, contra aquellos que lo hacen una y a duras penas. Unos pensando en llegar a la selección patria los otros en vestirse con casacas europeas del Shelsy, Barcelona, Liverpool, Manchester, Bayer o el Real Madrid.

En lo estratégico, Hernán Torres se equivocó en el planteamiento del partido. Jugar de igual a igual. Ingresar al Maracaná, con su imponencia estructural, barras inaplacables, con un terreno amplio, largo y ancho, con los colores: rojo y negro, insignia de un equipo de categoría mundial, y un estilo práctico, certero, desbordante, profundo, definidor; muele a una estructura débil, ligera, poco profunda y con temor escénico, como la tolimense; debía haber impuesto un esquema defensivo con cinco volantes y un atacante, por si las moscas. La confianza, el orgullo, la categoría y el profesionalismo flamenco, acabó con la esperanza de un conjunto sin aliento, perdido en el terreno de juego, sin saber qué hacer, sin ninguna reacción, sin líder, sin fórmula, sin brújula, en fin, el resultado pudo ser mayor. El cancerbero Cuesta, fue el mejor a lo largo del partido, pero no pudo, todo fue una pesadilla.

Lo importante fue haber asistido, octavos de copa Libertadores. Lo mejor el aprendizaje. Lo peor ya pasó. Lo que viene, olvidar y aprender. Por último, borrón y cuenta nueva. El torneo del segundo semestre arranca el domingo. El Medellín lo visita en el Manuel Murillo Toro. ¿Quiénes pueden llegar al elenco pijao?¿Quienes se van? La directiva definirá en estos días estos interrogantes. Lo cierto es que el conjunto de Ibagué, debe volver por sus fueros, así estos funcionen sólo en casa. Nombres como Domínguez, Cataño, Ramírez, García, y Orozco, entre otros de bajo rendimiento, podrían dejar el plantel vino tinto. Esta semana se sabrá la verdad.

LES VOY A CONTAR UN CUENTO.

En la ciudad del fútbol, donde todo gira en torno al campeonato profesional, hay un niño que sueña, vive, piensa, dibuja y siente todo con relación al deporte de veintidós jugadores persiguiendo un balón, para luego meterlo en el marco contrario. Meliño Portero tiene doce años. Pelea en el colegio a la hora del descanso, porque sólo quiere jugar a la pelota. Hacen porterías con ladrillos sueltos. Arman tres equipos de seis elementos. Cada partido termina al anotar tres goles. El equipo ganador se toma una gaseosa pagada por los perdedores. Los otros lloran la derrota. El domingo como pueden todos los deportistas venden helados, arepas, bolis, bocadillos, para conseguir la entrada al estadio. El Deportes Tolima a veces los ubica gratis en la tribuna noroccidental. Allí se ahorran lo de la entrada. Si el onceno gana, hay fiesta y todo es normal. Si pierde todo es llanto, tristeza y pelea. Unos más grandes usan cuchillo. Otros se defienden con palos. Algunos con pedazos de ladrillo. Los menos con puños y patadas. Cada juego oficial deja tres o cuatro heridos, cada mes mueren dos menores, todos hinchas, aficionados o fanáticos del deporte de multitudes.

HAGAMOS REFLEXIONES

El que mucho habla, más se equivoca. El que habla poco, poco sabe de lenguaje. El que no habla, no se equivoca, pero no lo conoce nadie. El que calla otorga. La prudencia habla por sí sola.

  

1 comentario:

AL FINAL FUERON CUATRO GOLES DE DIFERENCIA. Este 16 de diciembre día en que empezaron las novenas de aguinaldo, por el nacimiento del hijo d...