El treinta de octubre de 2022 será una fecha inolvidable para el balompié colombiano, porque las llamadas chicas poderosas realizaron una hazaña sin precedentes en la historia de un deporte que, no tiene apoyo verdadero en las directivas de un ente fracasado en sus políticas administrativas. Estas, conducen al caos y la desazón de un grupo de deportistas que merecen respeto y admiración. Pese a no tener el aval del campeonato profesional colombiano, de negarles todo apoyo financiero para que los clubes llamados profesionales estén obligados a estructurar sus elencos femeninos; brindando empleo por lo menos diez meses al año, con salarios similares a los de los hombres, se les de la espalda y se dejan abandonadas. Con todo eso, marcaron páginas de oro eternas para nuestra historia deportiva.
foto: colombia.comLo anterior como para acabar con las ilusiones de un grupo sacrificado, dedicado, concienzudo y deseoso de llegar bien lejos, como lo hicieron las dirigidas por el técnico, Carlos Paniagua. Fue una cachetada bien fuerte la que le dieron a la Federación y a la Dimayor, como rectoras del deporte de multitudes de nuestro país; que ahora deberán doblar rodilla, arrepentirse y reprogramar el calendario para la liga profesional femenina. Con esto queda demostrado a la saciedad, que dirigentes no se forman todos los días en el país del Sagrado Corazón.
Linda Caicedo, Ana maría Guzmán, Cristina Motta, Dayana Beltrán, Elsa Gómez, Eliana Agudelo, Gabriela Rodríguez, Jimena Ospina, Juana Ortegón, Karla Vianchá, Karla Torres, Laura Garavito, Luisa Agudelo, María Correa, Camila Chuqueri, Fernanda Viáfara, Mery Álvarez, Natalia Hernández, Eliana Quintero, Estefany Perlaza y Yesica Paola Muñoz, quedan en el registro nacional y mundial de las Heroínas de Colombia en el Mundial de fútbol femenino cumplido en la India.
Les narro un mini cuento...
En un lugar cercano a un lago hondo y tenebroso, existía una serpiente de más de veinte metros de largo por un metro de ancho. Tenía una dentadura muy descuidada, que le hacía sufrir de dolor de muela todas las noches luego de comerse su último banquete: cinco ranas, seis pescados, uno que otro becerro y un marranito. Ella tenía su cepillo de dientes, las rocas más ásperas del lago, que eran las culpables de su pérdida de esmalte dental, que le producía fríos muy fuertes y la ponían a llorar. Un día de buen calor, apareció un sapo grande, de color negro, que le prometió ayudarla si no era devorado por la serpiente. Comenzaron a dialogar sobre el problema dental. El negro animalito un poco nervioso por el tamaño de la culebra, le recomendó hacer la limpieza de sus piezas dentales con un estropajo y así no seguir perdiendo el esmalte. Cinco días pasaron y la enorme criatura comenzó a sentirse mejor. A tal punto de prometer no volverse a degustar cuanto sapo, rana, anfibio, se le atravesara. Con ello el lago se llenaba los días de verano, de todos los familiares de don sapo, el odontólogo de cabecera de la enorme víbora.
Hallar la palabra escondida en el término: flerupomi.

Excelente artículo!!!
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