IBAGUÉ CIUDAD BASURAL.

                 foto: Alerta Tolima

Cómo me duele ver a mi ciudad, enterrada en las basuras, por doquier.  Avenidas, Carreras, calles, andenes, parques, paraderos y hasta el más pequeño sitio comunitario nada entre basuras que dan mal aspecto a la Ciudad Musical de Colombia. Qué dirán nuestros visitantes. Los empresarios, comerciantes, médicos, deportistas y turistas que creyeron haber arribado a una ciudad pujante, hermosa, super arquitectónica y ordenada de punta a punta. Pero resulta que todavía  después de las fiestas del festival Folclórico, nuestros sitios de desplazamiento a pie, en bicicleta, taxi o particular o porqué no, buseta y bici taxi que nos hace un recorrido encantador; por aquello de los bultos abiertos, roídos, despedazados por los caninos hambrientos, producen una imagen de segunda guerra mundial.

Lo anterior, no es para entrar en alarma cívica o cultural.  Una región aporreada por la economía insipiente, un sistema capitalista de mala inversión, o de nula categoría de producción adecuada, nos tiene que dejar al borde del abismo, por la forma en que manejamos las finanzas. Hacemos inversiones, cobramos los impuestos, utilizamos la banca, desarrollamos proyectos de avanzada tecnológica y construimos al futuro para las nuevas generaciones.

Se puede afrontar este inconveniente, que deja el sinsabor de la plata mal habida, o quizá robada, como dicen algunos:" La verdad duele al saber que los ibaguereños les importa poco tirar los desperdicios a la propia calle, aumentar los cerros de basura, permitir que los perros callejeros, dañen la bolsa y queden con todo regado en el piso". Las autoridades municipales argumentan que  si la gente durara un día más con sus basuras dentro, todo cambiaría; pues el querer observar mi ciudad con alegría, buen ojo   y gran  cultura, debe tener habitantes que amen su municipio, comenzando con los líderes de partido político. 

Si nos quedamos callados,  permitiremos que cada gobernante se quede con la riqueza de nuestro pueblo, que sigue siendo subdesarrollado, porque falta una cátedra de conciencia ciudadana y solidaridad pública, para que copiemos el comportamiento de sus gentes, en Pereira y Manizales.

CUENTOS CORTOS

La abuela dejó escuchar un lamento de espanto. Los vecinos se asustaron con la algarabía. La policía alcanzó a llegar a los treinta minutos. En el balcón se asoma una dama de por lo menos ochenta años. Su vientre se dejaba ver  ensangrentado. Parece que fue violada y  herida con arma cortopunzante. Gritó con las últimas fuerzas que le quedaban en su pecho:" Se escapa por el patio,,,". Su nieto de por lo menos  treinta años  fue atrapado. Según las autoridades su estado mental y físico estaban trastornados por aparente consumo de cocaina.

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¿POR QUÉ NO TENEMOS JUSTICIA CONFIABLE?

Colombia un país de maravilla natural, de riqueza hídrica, pisos térmicos, científicos connotados, artistas afamados, deportistas campeones olímpicos, escritor Nobel, el mejor café del mundo en su aroma y sabor y la mejor gente, que ríe cuando hay que llorar, pero se levanta cuando se debe humillar.

Todo porque tenemos los peores dirigentes políticos o mejor, politiqueros que sólo llegan al poder para hacer lo que les da la gana y roban los dineros del pueblo de manera descarada, sin tener quién los acuse y les haga pagar lo que se llevaron. Lástima de mi terruño, no hay   dolientes. Los padres de la patria “todavía boba” aprovechan la mala memoria de los votantes que jornada tras jornada electoral, dan su apoyo a los pocos sabios, a los menos demócratas y quienes nunca desean el bienestar de la Nación suramericana, que para colmo de males se hunde en la maldad, la crueldad, la guerra fratricida, el narcotráfico y la corrupción; verdugos de los más inocentes e ingenuos electores que, no saben escoger sus gobernantes.

Lo malo no es lo que sucede, sino ¿Cómo

se aplica la justicia? O ¿Por qué los inocentes van a la cárcel y los culpables a su hogar? Quien tenga dos centímetros de conciencia, puede advertir que aquí pasa algo, que nada puede cambiar mientras perdure la deshonestidad de algunos jueces de la República que, por conservar su cargo, hacen lo que sus jefes políticos le ordenan. De esta manera pueden hacer reformas a la “justicia” cuantas veces quieran, pero mientras no haya honestidad, certeza y buen discernimiento, es decir, la verdad pura y santa, no llegaremos a ninguna parte.

Para terminar mi exhortación, sólo diré: ¡que entre el diablo y escoja!, pero su panteón estará lleno de politiqueros que han idolatrado la corrupción y la forma de hacer injusticia; para llenar sus bolsillos de riqueza mal habida. Ahora sí, que el día del juicio final llegue pronto, y la justicia Divina, certera y propicia, lleve al infierno a los culpables.   foto. Freepik

Resuélvelo: ¿Qué hacer con un joven que no desea estudiar, no hace tareas y sólo quiere jugar en la Tablet y el celular?

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