sábado, 14 de noviembre de 2020

LO IMPORTANTE ES GANAR EL PLEITO

Cuando de derecho se habla, los abogados siempre colocan los puntos sobre las íes. Todos argumentan que lo importante no es aplicar justicieramente las leyes, sino jugar con ellas, para favorecer a su cliente. Interpretar lo que dice la norma, el estatuto, el código o la constitución política de un país, y tomarlo como arma fundamental; para sacar airoso al demandante de un caso. Tiene que ser el combate a dirimir, no por quién tiene más fuerza, sino por quién acomoda mejor las piezas de la legalidad, para conquistar al juez y llevarlo al convencimiento de que lo hecho, hecho está, o que después del ojo afuera no hay santa lucía que valga. Salvo el discurso conmovedor, que obliga y determina.


Las universidades han subastado el ofrecimiento de facultades de derecho, con un egreso de más de 120 abogados en todas las ramas y disciplinas, cada semestre. Eso hablando de ciudades pequeñas como Ibagué, Armenia y Manizales, entre otras. Lo cual permite argumentar que hay saturación de juristas, en tal número, que la proporción es de cuatro a uno; es, decir, que por un cliente hay cuatro letrados, y qué decir de consultorios jurídicos, que aglutinan entre seis y diez defensores.           Foto: larepublica.net

Con lo anterior vale la pena preguntarnos,¿Cuál es la categoría o el nivel de honestidad de los formados a nivel superior?. Porque con el historial ya  evidenciado, hemos notado, que para algunos,lo que importa no es aplicar la ley, sino cómo ganar más dinero, aplicando las reglas del derecho, o buscándole el quiebre a las normas para favorecer a su defendido;sin importar si este es inocente o no.

La justicia en Colombia cojea bastante, a tal punto, que se argumenta en todos los corrillos populares, que hay mucho inocente preso, y demasiados delincuentes caminando por las calles. Otros dirán, los de ruana entre celdas... los de saco y corbata recibiendo honores y casa por cárcel. Definitivamente los de plata adquieren mejores garantías judiciales, los asalariados, no tienen cómo pagar un buen abogado.


 LES CUENTO UN CUENTO...

En la ciudad musical de colombia existía una morena hermosa de veinticinco años de edad, que tenía una hermana, mona de pelo lacio, con un novio amante de la plata, hasta tal punto que decidió colocar unos buenos pesos a préstamo del 10%, mensual. La morena de nombre Esperanza. Buena trabajadora, juiciosa, dedicada a su esposo e hija, amaneció un día sin plata para el desayuno. Su esposo tampoco había recibido su sueldo, lo cual obligaba a pensar en el cuñao, para que le prestara unos trescientos mil pesos y con intereses del 10%. Ella no le contó a su marido la vuelta que hizo, y menos de qué manera.

El tiempo pasó y Esperanza no pudo ni abonar parte del dinero, y menos los treinta mil de la ganancia mensual. Seis meses después, llegó a la casa de la mujer una cuenta por pagar, con amenaza de cobro jurídico, en donde se le advertía que la cuantía era de ochocientos cincuenta mil pesos moneda corriente, y que si se desarrollaba el cobro legal, aumentaría el precio de la deuda. Lo cierto del caso era, que quien firmaba el documento coactivo, era el abogado recién titulado, Armando Muñoz, quien en tono grosero y peyorativo, le dijo a doña Esperanza, que le daba plazo hasta mañana, o sino le iba a cobrar esta vida y la otra.

Al enterarse don Jairo, del problema de su esposa, le pegó tremendo regaño, por firmar una letra en blanco, la cual se estaba accionando, por otro valor. De trescientos mil, pasó a ochocientos cincuenta mil pesos. Cosa imposible de pagar. Los esposos hablaron con la cuñada, para que intercediera, pero no quiso. Sólo le dijo a su hermana, que pagara lo que debía. Luego de esto llegó orden de embargo. Una nevera, un televisor y la cama matrimonial fueron llevados por el secuestre.

Días después, llamadas van y vienen, entre el abogado y los esposos, pero el jurista cada vez más altanero, humillaba y menospreciaba a don Jairo, quien le rogaba por Dios Santo, le cobrara la cifra que era, le decía, que estaba defendiendo a un hampón, a un ladrón, agiotista y tramposo, pero nada pudo convencer al leguleyo titulado, quien luego de rogativas, logró reducir en un 25% la cuantía y así se logró establecer la tan anhelada " justicia". Moraleja: No firme ninguna letra en blanco, hay abogados con hambre.


PONGA A FUNCIONAR SU MENTE.

En el anterior ejercicio, el título de la novela es: "EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA" de GABO.

Ahora encuentre el nombre de un presidente: La niña corría muy apresurada, no se dió cuenta y pisó una cáscara, dió media vuelta a todo su cuerpo y cayó bruscamente.

  


1 comentario:

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